Los hilos tensores son la solución en vez del lifting

Hilos tensores: el nuevo lifting sin cirugía

Es mucho decir que el lifting ha muerto pero si que es cierto que los hilos tensores ha conseguido solucionar el 80% de los casos que antes requerían pasar por el quirófano.

Ahora se implantan hilos intradérmicos que consiguen tensar el óvalo facial, borrar las arrugas y la flacidez, su colocación es una nueva técnica no invasiva que consigue un efecto más suave que un lifting quirúrgico y más natural.

El procedimiento consiste en la colocación de unos hilos intradérmicos que van desde la zona anterior de la oreja hasta el surco nasogeniano (el surco que se forma entre la nariz y la boca) y hasta el lateral del mentón. De este modo consiguen recolocar el pómulo en su posición original, tensando y reafirmando el óvalo facial.

El tratamiento se realiza en la misma consulta del médico estético y se prolonga una media de 40 minutos. No es necesario el ingreso hospitalario ni pasar por el quirófano porque no hay heridas, ni suturas, únicamente el punto de inyección del hilo, que viene previamente enhebrado en una cánula que se pasa a través de la piel. Solo se requiere anestesia local y ni siquiera en todos los casos.

Los hilos están fabricados en un material 100% biocompatible -el mismo que se utiliza en las suturas quirúrgicas-, son totalmente reabsorbibles y su grosor es de micras. Los más gruesos tienen grosor de un hilo de pescar, pero los hay mucho más finos, para zonas sensibles como la del contorno de ojos, en cuyo caso su colocación no se prolonga más de un minuto ni siquiera necesita de anestesia. Se pueden poner un mínimo de seis hilos si solo es en una zona, o hasta unos 40 hilos cuando el tratamiento se extiende al rostro completo.

El mecanismo del hilo es un efecto de tensión y, a largo plazo, la estimulación para la formación de colágeno, a partir de los quince días o un mes de su colocación y hasta un año después, por lo que mejora la calidad de la piel y su flacidez.

Este tratamiento es heredero de los antiguos hilos de oro de los años ochenta, que dieron problemas de alergia. Su versión de última generación son los llamados hilos “mágicos” o coreanos, una versión modificada de los hilos tensores que son más finos, vienen ya cargados en una aguja y, aunque no consiguen tensar tanto, a cambio tienen la ventaja de no precisar de anestesia, por lo que son menos invasivos y nada tienen que ver en resultados y seguridad con los antiguos.

La expresión del rostro no cambia tras el tratamiento, en ningún caso se trata de rellenar o construir una cara nueva. Se trata de conservar las estructuras faciales y lograr un rostros armónico y equilibrado, pero de forma natural.